Dice el profesor Eustaquio Sánchez Salor, escribiendo para la monumental Enciclopedia cervantina, que Cervantes nunca cita la Biblia en sus obras. Argumenta su afirmación diciendo que “topar con la Biblia es topar con la Iglesia. De manera que no es extraño que Cervantes trate de evitar hablar y citar a la Biblia, ya que era una cuestión de profundo calado teológico en la época”[1]. No sólo esto. Era una cuestión peligrosa, conocidas las cortapisas del Concilio de Trento a la traducción de la Biblia en lengua vulgar. De hecho, aparte
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