Este artículo fue publicado en Protestante Digital el 20-11-2008 Profetas del más allá que vivís entre nosotros sin sentir que formáis parte de nosotros: Llegasteis de muy lejos, del norte, del sur, del este y el oeste. Unos tocados de un ala y otros con la pata quebrada. En cueros todos. El rostro descompuesto. Entonabais un canto lastimero que consiguió desgarrar nuestras almas. Lloramos al mismo son de vuestras miserias y lágrimas. Durante el primer periodo de convivencia, mostrasteis el lado más débil de vuestras múltiples caras. Parecíais dóciles.
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