Nos cuesta mucho pensar en Dios como alegre. Nuestra imagen de Dios es seria, severa, jamás con sonrisa. Pero la Biblia nos habla del multifacético gozo de Dios[1], como Suprema Belleza e Infinita Alegría. Las escrituras hebreas emplean una variedad de términos para expresar esta alegría divina: Dios se deleita y se complace en nuestra consagración a su buena voluntad y nuestra práctica de la justicia (1Sm 15:22 HaQêFaZ; Sal 51:16-17; cf. Miq 6:7 YaY.RYâH). Según Isaías 62:5, «como un novio que se regocija por su novia, así tu Dios se
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