Posted On agosto 2, 2013By Alfonso Pérez RanchalIn Opinión
Toda aquella persona que está en un lugar de autoridad, sea de la corriente cristiana que sea, tiene sobre sus hombros una enorme responsabilidad. Cuando habla y actúa es visto por una gran mayoría de aquellos que componen su comunidad como que lo hace desde el lugar de Dios. De hecho lo normal es que estos mismos dirigentes usen frases en las que expresan a las claras que aquello que ellos están postulando es la misma voluntad divina, que sus palabras no son otra cosa que la correcta interpretación bíblica.
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