Posted On enero 24, 2012By Jordi Puig i MartínIn Biblia
No es fácil opinar sobre si las religiones deben hacer uso de los equipamientos públicos, o bien usar los suyos propios. Unos apelarán a la laicidad para impedir el acceso de las entidades religiosas a estos espacios, otros apelarán a la necesidad de convivencia para forzar un uso de espacios no siempre bien explicado u ofrecido. El cuento de enero se sitúa en medio de esta cuestión, desde la mirada de un niño que, simplemente, va a clases de árabe en la mezquita de su barrio.
Read More