Una de las peticiones del Padre Nuestro se centra en pedir a Dios perdón por nuestras deudas o, en el lenguaje de la versión moderna más depurada, La Palabra: “por el mal que hacemos”. En cualquier caso, hay un condicionante: “como también nosotros perdonamos a nuestros deudores (o bien, ‘a quienes nos hacen mal’)”. El tema del perdón tiene profundas connotaciones teológicas, sin olvidar sus implicaciones sociales y jurídicas. La palabra perdón trasmite la idea de expiación, por lo regular relacionada con un sacrificio, como ocurre en el Antiguo Testamente.
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