Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado (1 Corintios 2, 2. RVR60) Quienes hace ya algunos años que andamos peinando canas estamos un poco hartos de que ciertos productos “de toda la vida” ya no se encuentren en los (super-hiper)mercados y vengan sustituidos por sucedáneos que, dígase lo que se quiera, no ofrecen ni la textura, ni el sabor, ni la calidad que esperábamos. Recordamos con cierta nostalgia la leche que vendían directamente en nuestra región de origen, recién ordeñada, y
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