Posted On julio 8, 2013By Alfonso Pérez RanchalIn Opinión
Dejando de lado tonterías y sandeces como la teología de la prosperidad o la guerra espiritual territorial, la visión que nos dan de Jesús los evangelios, en ocasiones corta la respiración. Más allá de majaderías milagreras de determinados movimientos evangélicos, Jesús aparece con frecuencia enormemente cargado por la realidad que le rodeaba. Con esto no estoy diciendo que su figura se presente en las Escrituras como deprimida y deprimente, sino sencillamente que el Hijo del Hombre fue tan hombre que todo lo humano le calaba hasta los huesos. Por ello,
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