De nuevo «veo» a Jesús, nuestro Señor; de nuevo vuelvo a escuchar su voz. Y él, desde aquel día en la sinagoga de Nazaret, nos sigue diciendo que proclama «el año de gracia del Señor» (Is. 61:2; Lc. 4:19). Con ello nos propone un nuevo comienzo para nuestra existencia. Comienzo posibilitado por su gracia. Una gracia que nos invita a experimentar un nuevo nacimiento cada día de nuestra vida nos invita a salir de la escala de grises a fin de vivir tintados de los colores del arco iris (Gen.
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