Posted On julio 23, 2013By Augusto Millán HernándezIn Opinión
En una de las aulas de la Escuela Dominical, los niños de nuestra comunidad han colocado una cartulina amarilla junto a la puerta y donde cada domingo clavan sus pedidos de oración y de gratitud. Es una especie de Muro de las Lamentaciones. Muy nuestro. Pero muy poca gente sabe que existe. Hay días que entro al aula, me detengo ante la cartulina, me quito la gorra y leo los pedidos de oración y las acciones de gracia con reverencia. Con las manos apretadas. Como buscando inspiración. Como escudriñando por consuelo. Como
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