Para Alberto F. Roldán, con afecto y profunda empatía Precisamente a eso han sido llamados: a seguir las huellas de Cristo, que padeciendo por ustedes, les dejó un modelo que imitar: Cristo, que ni cometió pecado ni se encontró mentira en sus labios. Cuando lo injuriaban, no respondía con injurias, sino que sufría sin amenazar y se ponía en manos de Dios, que juzga con justicia. Cargando sobre sí nuestros pecados, los llevó hasta el madero para que nosotros muramos al pecado y vivamos con toda rectitud. Han sido, pues,
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