Cuando el gran Aquiles, pies ligeros, estaba sumergido en la tristeza a causa del amor que le había sido arrebatado, nos cuenta la leyenda que su corazón no aguantó más, y en medio del dolor, elevó una plegaría pidiendo ayuda a su amada madre Tetis. Como toda madre acudió inmediatamente al ser invocada: «¡Hijo! ¿por qué lloras? ¿qué pesar te ha llegado al alma? Habla; no me ocultes lo que piensas para que ambos lo sepamos» (Canto I, verso 362, Ilíada, Homero.) Tanto en la mitología como en la conciencia
Read More