Posted On julio 8, 2014By Ignacio Simal CampsIn Opinión
Hay personas que no atienden a razones. Piensan que tienen el monopolio de la verdad, y ejercen un magisterio inmisericorde. No están interesadas en el diálogo transparente y fraterno. Presumo que su único interés es la condena del diferente desde su posible verdad. Y en la condena ven confirmadas sus convicciones. Cuando oyen algo que no se conforma a su lectura de las Escrituras se enfurecen en su interior, y “crujen los dientes” contra el que disiente de su interpretación (Hch. 7:54ss.). Llegan al extremo de no querer escuchar, y
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