Guárdame como a la niña de tus ojos; escóndeme a la sombra de tus alas. Salmo 17:8 Ayer llovió muchísimo, pero hoy no. La mañana resulta agradable. El sol asoma por el horizonte. Los pajarillos comienzan a desperezarse en sus nidos y el murmullo de la ciudad, poco a poco, se hace patente. Una madre camina con su hijo hacia el colegio. Tiene prisa y le molesta tener que esquivar los charcos que aún permanecen en la acera. No puede permitirse perder el tiempo. Aún así se da cuenta
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