Hay palabras que cuando las escuchas quedan flotando en el aire como el eco de las voces lanzadas en algunos escarpados lugares de la montaña. Una de esas palabras es axioma; se trata de un vocablo contundente, definitivo, que no deja resquicio a la especulación, ni a la duda, ni a la manipulación. Si proponemos un axioma, significa que estamos refiriéndonos a algo tan evidente en sí mismo, tan consistente e indiscutible, que su aceptación no está sujeta a ningún tipo de demostración o argumentación, sea científica, filosófica o teológica.
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