“En esto se muestra la gloria de mi Padre, en que den mucho fruto…” (Juan 15:8) Dar frutos no es una opción. Los frutos de la vida de quien sigue a Jesús son una extensión de la gloria de Dios. Pero hay quienes se creen fieles a Dios asumiendo actitudes que están en las antípodas de las buenas nuevas anunciadas por el maestro de Nazareth. No da frutos agradables a Dios quien sostiene con soberbia su verdad, quien señala, acusador, lo diferente, quien margina o excluye lo distinto, quien juzga
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