Posted On julio 5, 2013By Víctor Rey RiquelmeIn Opinión
Las sectas no son un fenómeno propio de nuestro tiempo. Más bien, han constituido una realidad social cuyos orígenes más remotos se pierden en las primeras manifestaciones de la vida colectiva. Desde el momento -ya lejano- en que el hombre se dio cuenta de su naturaleza grupal -ese instintivo rechazo de la mayoría a la soledad- fueron naciendo las más variadas formas de asociación humana. La antropología enseña que la organización social tiende a la formación de núcleos centrales, o principales, de comunidad, pero éstos, a su vez, generan subcomunidades
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