Posted On marzo 3, 2010By Ignacio Simal CampsIn Opinión
El protestantismo español -así como el de otros lares- tiene un número no contabilizado, pero considerable, de “ovejas perdidas”. Esas “ovejas” son personas de carne y hueso (¿cuánto más vale la vida de un ser humano que la de una oveja?) que una vez compartieron nuestros espacios comunitarios, pero que hoy ya no los frecuentan. No quiero entrar en las razones, o sinrazones, que causaron su abandono de la comunión física con el pueblo de Dios, pero debo dejar claro que en ningún momento -en la mayoría de los casos-
Read More