Hoy me salía al encuentro un texto que escribí hace ¡ocho años! Creo que sigue siendo vigente. Lo publico con algunas revisiones menores. En los inicios del año 2010 escribía: Hoy el protestantismo global tiene un número no contabilizado, pero considerable, de “ovejas perdidas”. Esas “ovejas” son personas de carne y hueso (¿cuánto más vale la vida de un ser humano que la de una oveja?) que una vez compartieron nuestros espacios comunitarios, pero que hoy ya no los frecuentan. No quiero entrar en las razones, o sinrazones, que causaron
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