Mientras Pilato estaba sentado en el tribunal, su esposa mandó a decirle: –No te metas con ese hombre justo, porque anoche tuve un sueño horrible por causa suya. Mateo 27,19 Este texto fue anteriormente publicado en Protestante Digital Como un pequeño arroyo, la sangre, roja clara, corría monte abajo. Bajo el cielo gris oscuro, un cordero sin mancha había sido abandonado a su suerte y era atacado por un grupo de lobos hambrientos en presencia de los soldados del gobernador romano, de los jefes de los sacerdotes y de
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