Posted On mayo 20, 2014By Juan StamIn Opinión
En la primera sanidad divina después del Pentecostés, Dios usó a Pedro y Juan para curar a un mendigo lisiado (cojo) desde su nacimiento. El mendigo esperaba solo una limosna, pero recibió de Dios salud y fuerzas. Entró en el Templo con ellos, saltando y alabando a Dios. El impacto fue tremendo y la gente corría para ver a Pedro y Juan. Es aleccionadora la reacción de Pedro: Mientras el hombre seguía aferrado a Pedro y a Juan, toda la gente, que no salía de su asombro, corrió hacia ellos
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