Señor, reconozco las copiosas peticiones que te he hecho. A veces me quedo esperando mucho tiempo antes de darme cuenta de que tu voluntad no coincide con la mía. Igualmente sé que tú lo conoces todo. Sabes lo que me beneficia y lo que me perjudica. Entiendes lo que no me conviene sin que yo lo advierta. ¿Qué habría sido de mí si hubiese recibido cuanto he anhelado? ¿Sabría apreciarlo? ¿Gozaría en su totalidad del valor de tus respuestas? Admito que mis reclamaciones pueden ser inoportunas. Gracias por enseñarme lo
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