Sabernos perdonadas, perdonados, lo cambia todo o debería cambiarlo todo. Saber que hemos andado mal un camino y que merecemos juicio, amonestación o castigo y en lugar de ser sancionados, recibir el perdón -siempre inmerecido- lo cambia todo, o debería cambiarlo todo. Pero no siempre es así. A veces no cambia nada. Sin reconocimiento del mal causado y sincero arrepentimiento, nos pueden perdonar una y mil veces y mil veces seguiremos en nuestras vilezas y en nuestras malas prácticas y viejas mañas. Para que el perdón nos transforme, primero debemos
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