Posted On diciembre 23, 2011By Máximo García RuizIn Opinión
El feminismo militante ha penetrado, como no podía ser de otra forma, en el mundo protestante. Un fenómeno al que es preciso liberar del estigma de ser un pensamiento en contra de los varones o, incluso, de una antítesis del machismo, para ser identificado como un movimiento ético y social cuyo objetivo último sería la desaparición de todas las desigualdades y discriminaciones que se dan en nuestra sociedad por causa del género de las personas, esgrimiendo para ello una hipotética superioridad de los varones con respecto a las mujeres.
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