Posted On mayo 1, 2015By Dr Samuel PaganIn Opinión
Las imágenes televisivas de personas quemadas, decapitadas y crucificadas, son una clara muestra de cómo la religión puede convertirse, no solo en opio enajenante, sino en instrumento de opresión, desesperanza y muerte. Y las explicaciones que hacen los líderes del Estado Islámico (EI) de esas ejecuciones, lejos de contribuir positivamente a la comprensión adecuada del Islam, presentan un rostro inmisericorde, irracional, agresivo y despiadado de esa religión. Además, el silencio, o en el mejor de los casos, las críticas tímidas de los líderes islámicos en Europa y las Américas, hacen
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