Arrojados a la zona de eufemismo[1] La aceptación y la adaptación a convivir con la diversidad sexual (no sólo identitaria sino también de preferencias, orientación o de género), de los otros y otras — quienes no son, no gustan, no prefieren, o no sienten como unx— tiende a convertirse socialmente en una “manicomialización” al estilo foucaultiano[2]. He aquí la tesis central de estas líneas. La sociedad, por lo menos la nuestra, pero todo me hace pensar que otras también, aceptó la aceptación y se adaptó a lo diferente, pero de ninguna manera borró los límites y las
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