«Tú, Dios, no rechazas el corazón dolorido y humilde.» (Sal. 51:19b BTI) Dios no utiliza los errores que hayamos cometido para estar constantemente recordándonoslos, o hacer chantaje emocional con ellos. Al menos ese no es mi dios, y espero que tampoco el tuyo. Confío en que seamos capaces de aprender de la conducta manifestada en Jesús de Nazaret. Una conducta de acogida misericordiosa a los considerados «enfermos y pecadores». En el encuentro personal con Jesús de Nazaret no hay palabras de recriminación, sino de acogida. Tan sólo escuchamos una palabra:
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