Nuestro mundo económico está tenso. Varias de nuestras concepciones están siendo puestas a prueba, y por ello el cierto desconcierto que se observa hoy. Por ejemplo, los libros hablan del mundo del cero riesgo, y normalmente se asoció la ausencia de riesgo al gobierno todopoderoso de los Estados Unidos; se creyó que era imposible que Estados Unidos no pague sus obligaciones. Hoy esa concepción ya no es real. Standard & Poor’s dice (basada en una autoridad que ha perdido hace años al errar calamitosamente en la evaluación de los títulos subprime, pero bueno, sigue haciendo su trabajo) que Estados Unidos no es AAA, que ahora es AA, que tiene más riesgo de incumplir sus obligaciones. ¿Y ahora cómo queda la teoría? ¿Los libros deben irse a la basura? ¿Cuándo se auscultará el papel de las clasificadoras de riesgo en esta crisis?
Otra cosa que está sucediendo es que la teoría dice que los países con más riesgo (léase, los subdesarrollados como mi país) tienen que pagar más por el dinero que piden prestado. Esto tiene pleno sentido: si hay posibilidad de que no me pagues, entonces por asumir ese riesgo debo recibir más rentabilidad, debo ser compensado por la tensión de un posible default, por ese posible escenario en que no veré más el dinero que presté. Hoy en día un país como el Perú, aún pobre y con mucho por construir, puede endeudarse a tasas mucho más baratas que naciones más avanzadas como España o Portugal. ¡Cosa de locos! Eso va en contra de las concepciones que se tenían hasta hace poco tiempo. ¿Durará mucho este mundo al revés?
También tenemos menos herramientas para enfrentar la recesión. La teoría keynesiana más elemental dice que cuando un país está en recesión una alternativa plausible –y necesaria- es aumentar el gasto público. Se ha hecho siempre con buenos resultados cuando la política se aplica bien. Hoy en día, los gobiernos se han endeudado de tal manera (y no solo los gobiernos, también el sector privado lo ha hecho) que tienen serios problemas para pagar lo que deben. Para cuadrar sus flujos de caja futuros, no han visto mejor alternativa que reducir sus presupuestos, esto es, gastar menos. Pero existe una poderosa amenaza recesiva. Por lo tanto, están gastando menos (para poder pagar sus deudas) cuando necesitan gastar más (para paliar la recesión). Se está privilegiando el interés del dueño del dinero a costa del interés del resto de los agentes de la economía que sufrirá una posible depresión económica. ¿Esto es bueno o malo? ¿Qué hacer? ¿Tratarán de dar incentivos de política monetaria cuando esa alternativa está en su límite (caso Estados Unidos)? ¿No es necesario cuestionar el papel de la política monetaria en esta crisis? ¿Demasiado tiempo con tasas bajas fue algo nocivo?
Por último, ¿los responsables de esta crisis mundial ya están pagando por esto? ¿O es que no hay responsables? Imposible, sí los hay. ¿Cómo pagarán?
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