Recuerdo una clase de teología sistemática, en mis estudios de licenciatura, en la que el profesor presentó las dos principales escuelas de prolegómenos: Amsterdam y Princeton. A estas alturas me atrevería a decir que para ser justos, es necesario precisar que se trata de las dos principales escuelas de prolegómenos en el mundo reformado anglosajón. El mundo de la teología protestante es mucho más amplio, y existe una diversidad mucho más grande de escuelas de pensamiento. En este texto quisiera presentar de manera introductoria y sucinta la Escuela de Montpellier [I], que lleva algunas décadas trabajando en la articulación del diálogo entre la teología y el psicoanálisis.
Se conoce como Escuela de Montpellier porque ha sido fruto del trabajo realizado por profesores de la Facultad de Teología Protestante de Montpellier y de la Universidad Paul Valéry Montpellier. El primero en desarrollar este diálogo entre teología y psicoanálisis fue Jean Ansaldi [II]. Ansaldi fue profesor de ética en la Facultad de Teología de Montpellier y de psicoanálisis en la Universidad Paul Valéry, junto con Henri Rey-Flaud. Su obra influyó en algunas generaciones de estudiantes, entre los que se cuentan el teólogo y psicoanalista Jean-Daniel Causse [III] y el exégeta Elian Cuvillier. Quizás una de las grandes marcas de ésta fue el difundir a dos grandes pensadores, delimitando cada uno a su campo pero haciéndolos dialogar: Martin Lutero y Jacques Lacan [IV].
¿En qué consiste este diálogo entre teología y psicoanálisis tal como se ha articulado en esta escuela de pensamiento? Según Elian Cuvillier:
En esta escuela de pensamiento la teología no permite ningún discurso relevante sobre lo que Dios es en sí mismo, es decir, fuera de su inscripción en el lenguaje. Lo que el significante «Dios» designa sólo puede analizarse en las modalidades de un “creer” y, por lo tanto, en las elaboraciones simbólicas e imaginarias [V].
Cuvillier dice que a partir de esta concepción de la teología, se puede desarrollar un trabajo sobre las patologías de la creencia y de lo que significa una fe adulta [VI]. La teología y el psicoanálisis se interesan, por lo tanto, al humano confrontado a lo real de su condición, y los sufrimientos que esto podría traer como consecuencia [VII]. Cuvillier dice que en teología se trata, principalmente, “de pensar en las consecuencias de la diferencia entre un “yo” como instancia imaginaria que se construye por identificación con los ideales y que da la falsa sensación de una identidad, y un “yo” como instancia simbólica que surge de ser llamado y reconocido como único” [VIII].
Esta idea de lo humano confrontado a lo real de su condición, Lacan la presenta haciendo referencia al primer capítulo del cuarto evangelio:
Estoy a favor de San Juan y su «En el principio era el Verbo», pero es un principio enigmático. Significa esto: para este ser carnal, este personaje repugnante que es un hombre medio, el drama sólo comienza cuando el Verbo está en el cuadro, cuando se encarna, como dice la religión, la verdadera. Es cuando el Verbo se encarna que las cosas empiezan a ir terriblemente mal [IX].
El psicoanálisis busca aportar elementos de respuesta a la búsqueda de humanizar lo real, que este sea soportable y eventualmente construir a partir de él una manera al menos viable de habitar en este mundo [X]. Por su parte, en el campo específico de la teología, lo real se da en el hecho de aprender de las experiencias que el humano puede experimentar y que la teología nombra como “experiencia religiosa”, “conversión” o “revelación” [XI], entre otras.
Tanto psicoanálisis como teología buscan darle a lo real una representación o un marco, según el imaginario de cada disciplina. En ese sentido, dice Cuvillier, se conectan dos dimensiones de la existencia: lo real y lo imaginario (la realidad construida a través de una tradición religiosa, filosófica, política o cultural que está conectada a un contexto histórico específico) [XII]. Por ejemplo, la teología cuenta con las palabras para representar la experiencia de lo que se llama fe, que se encuentra fuera del lenguaje pero que, sin embargo, como es necesario dar testimonio de ella, se debe presentar con nuestros códigos del habla [XIII].
En ese espacio entre lo real e imaginario de lo que se traduce como fe, debe existir un modo de confrontación. En la tradición cristiana protestante, esa confrontación está dada por las Escrituras, que permiten al creyente en búsqueda de darle sentido a aquello que experimenta, elaborar un lenguaje pertinente [XIV]. Sin embargo, debemos tener en cuenta que las Escrituras utilizan un imaginario histórico y cultural específico.
Finalmente, la teología y el psicoanálisis según esta escuela, ofrecen sistemas de pensamiento del anti-destino: “Ambas defienden, en sus respectivos campos, con la máxima firmeza, la posibilidad de que el ser humano se convierta en sujeto de su propia palabra, en actor de su propia existencia, en una lucha incesante contra la fatalidad” [XV]. Esta lucha contra la fatalidad sería otra forma de interpretar la idea de gracia.
Por último, quisiera destacar el aporte del psicoanálisis respecto a entender la diferencia entre lo real y el lenguaje, que es particularmente pertinente para el quehacer teológico, sobre todo en sus emprendimientos dogmáticos. Otro aspecto que pudiera ser relevante, para el ala reformada de la tradición protestante, es la forma de entender la condición del humano según el psicoanálisis, que no difiere mucho de la noción de depravación total en los términos de la antropología calvinista.
No cabe duda que la articulación del diálogo entre estas dos disciplinas se enmarca en la preocupación constante, al menos en las últimas décadas, respecto de la interacción entre la teología y las ciencias sociales. Por lo tanto, es necesario que esta escuela de pensamiento sea difundida en América Latina en la medida que aporta a la discusión sobre el lugar de la teología en el ámbito universitario y su relación con otras ciencias del saber humano.
Notas:
[I] Ver: https://iptmontpellier-100ans.fr/lecole-de-montpellier/ [21 de diciembre de 2021].
[II] Ver: https://www.revue-etr.org/auteur/ansaldi-jean/ [21 de diciembre de 2021].
[III] Jean-Daniel Causse fue profesor de Dogmática en la Facultad de Teología Protestante de Montpellier y posteriormente trabajo como profesor de Psicoanálisis en la Universidad Paul Valéry Montpellier. Ver: https://crises.www.univ montp3.fr/fr/annuaire_recherche/jean-daniel-causse [21 de diciembre de 2021].
[IV] Ver: https://www.universalis.fr/encyclopedie/jacques-lacan/ [21 de diciembre de 2021].
[V] Elian Cuvillier, Penser la théologie avec la psychanalyse. Témoigner de la fécondité d’un héritage, p.2. URL : https://www.academia.edu/41218698/Psychanalyse_et_th%C3%A9ologie_en_dialogue [21 de diciembre de 2021]
[VI] Ibid.
[VII] Ibid.
[VIII] Ibid.
[IX] Jacques Lacan, « Le triomphe de la religion » précédé de « Discours aux Catholiques », Paris, Seuil, 2005, p. 90.
[X] Elian Cuvillier, Penser la théologie avec la psychanalyse, Op. Cit, p.3.
[XI] Ibid.
[XII] Ibid.
[XIII] Ibid, p.5.
[XIV] Ibid.
[XV] Ibid, p.8.