Cuando estoy escribiendo estas líneas faltan menos de veinticuatro horas para que finalice el año 2010. Un año marcado por una palabra, «crisis».
Para muchas familias, cristianas o no, ha sido un año marcado por las «tinieblas» de la pérdida de poder adquisitivo, por la ausencia de trabajo y de expectativas de futuro. Sin embargo, y según nos recuerda el Evangelio, las gentes que habitaban en tinieblas fueron iluminadas desde lo alto por la luz de la aurora encarnada en Jesucristo (Lc. 1:78,79). Y es a través de esa Palabra que nos llega a través de las Escrituras que quiero expresar mi deseo de que el año que se avecina sea iluminado por el Evangelio, de tal manera que nuestros pasos transiten por un camino de paz, sobriedad y solidaridad fraterna a la manera de aquel que confesamos como «luz del mundo».
Que Dios nos bendiga y nos ilumine con su paz durante el año 2011,
Ignacio Simal, Director de Lupa Protestante
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